CORZOS CON ARCO.
19-02-2016



“….apenas  escapa la cuerda de mis dedos, el penacho blanco de plumas surca los  14 metros de su corto viaje . El corzo también ha sentido y escuchado el sutil disparo. En apenas un parpadeo…. desaparece. La flecha se clava en el suelo, sin perder su letal trayectoria. Pero el penacho de plumas ya no se ve  blanco. En la huida se escucha un trote acompasado y luego pierde su cadencia. Por último un revolcarse de hojas..…y nada más “.

 

Aunque confieso  utilizar y disfrutar de cuantas armas tengo legalmente a mi alcance,, es cierto  que el arco es para mí  la forma suprema de cazar.   De igual manera la caza del corzo con arco y flechas es, a mi juicio, una de las formas más exigentes de cuantas podemos practicar: Nos obliga a conocer  y  a  estar mucho más  en el monte, y   nos coloca en una posición casi de igualdad con nuestro contrincante. Todo un reto, un auténtico desafío.

Hasta que llega ese momento mágico, en el que detectamos en el monte a nuestro pequeño  cérvido, pocas diferencias existen entre cazar con un arco y flechas, o  hacerlo  con rifle.  Muchas horas de prismáticos son un elemento común en todo caso.

En caza con arco hay una máxima que se hace “ mandamiento” al tratarse del corzo : “ Ver antes de ser visto “ . Solo así tendremos oportunidad de procurar algún lance.

Toparse de forma sorpresiva con un corzo mientras caminamos, nosotros y él, es además de infrecuente, inoportuno por cuanto apenas nos dará unas décimas de segundo para  enviarle un siempre desaconsejable e ineficiente flechazo.

Caza con arco y arquería tradicional Arcodos

Suelo decir que la caza del corzo con arco   es una “ caza de contacto” como forma de hacer ver que las distancias a que se tiran  los corzos  son siempre  extremadamente cortas. Se suelen disparar  entre los 10 y los 30 metros como máximo, siendo lo más habitual distancias  menores a los 20 metros. Yo nunca tiro a más de 16 metros.

El tipo de arcos que se utilizan suele ser, más asunto del cazador que del propio animal.  El arco mecánico  ó de poleas es lo más habitual, aunque muchos románticos preferimos el arco tradicional de madera. Es recomendable la utilización de potencias sobre las  50 libras y no se requieren pesos de flecha muy altos, pues  el corzo es un animal blando que se traspasa con mucha facilidad.  Resulta  recomendable la utilización de puntas con tres filos que nos aportarán una más rápida y fácil hemorragia. Las modernas puntas mecánicas son, incluso para arcos tradicionales una perfecta elección.

 Caza con arco y arquería tradicional Arcodos

Los modernos rifles  permiten trabajar a grandes distancias y cuentan con calibres  perfectamente ajustados a las dimensiones y pesos de nuestros corzos.

Los arcos deben utilizarse a muy cortas distancias y las flechas, prácticamente carecen de poder de parada. Esto no quiere decir que el arco no sea eficaz, sino que precisa de otras exigencias para poder serlo en la misma medida que un rifle o incluso más.

La flecha mata por hemorragia, en lugar de hacerlo por impacto como suele ocurrir con un disparo de rifle.  Es preciso interesar   la cavidad torácica  de nuestro corzo para garantizarnos una muerte rápida, ética,  y un cobro a corta distancia. Lo ideal es   un doble neumotórax, aunque el tocar tanto pulmón, corazón o hígado casi nos aseguraría  el cobro a cortísima distancia  de nuestro corzo.

Un buen flechazo  genera un rapidísimo ovito que acontece  entre 10 y 15 segundos  tras el impacto. Normalmente recuperaremos el animal a distancias entre 40 y 100 metros.  Estos datos nos dan referencia de lo que puede entenderse como un buen lance.

Caza con arco y arquería tradicional Arcodos

En este sentido es muy importante la  selección de  un buen ángulo de tiro  esperando  que nuestro corzo se coloque en una posición favorable que nos garantice la máxima eficacia del lance.

La mejor posición es el disparo de tres cuartos traseros o, en todo caso la colocación mostrándose de perfil. En estas posiciones se dan todos los condicionantes anatómicos para que una flecha bien colocada efectúe un trabajo perfecto mientras surca la trayectoria que hemos previsto.  Colocado nuestro corzo con otros ángulos, sería  aconsejable, por ética y prudencia  aguardar mejor posición.  Tiros frontales, tiros en posición de tres cuartos delanteros  no son aconsejables. El disparo desde detrás  ó “ tiro culero “  es un tiro poco elegante, y aunque la masa muscular del corzo no es muy grande, suele ser siempre desaconsejado siendo mejor pronóstico aguardar un mínimo giro que nos muestre el flanco..

Al margen de la localización anatómica de los órganos vitales en los corzos, las posiciones de tiro desaconsejadas lo son además por cuanto que cazando con arco la reacción del corzo ante nuestro disparo suele malograr el resultado con más frecuencia de lo que se puede  imaginar.  Lo normal es que la escasa velocidad de una flecha  ( 180 - 200 pies/ sg. , como media en un arco tradicional )  permita que un corzo la detecte y la evite.

Se ha demostrado con cámaras de alta velocidad, que un corzo reacciona y evita una flecha en menos de 0,2 segundos. Con este dato de partida  un arco de poleas, más rápido, nos daría un margen de 18 – 20  metros y uno tradicional de madera, más lento,  no más de 12 – 14  metros.  En disparos a más de estas distancias es preciso contar con la reacción del animal y compensar el tiro apuntando más abajo, o sencillamente acercarse más. No es psicológicamente fácil para un arquero, especialmente un tirador instintivo, generar un dispara a una zona no vital, y esperar que la reacción de corzo al agacharse haga el disparo mortal.

Caza con arco y arquería tradicional Arcodos

Los corzos se agachan de los cuartos delanteros al igual que sus primor americanos los colablanca. Los corzos  redireccionan  su  cuerpo al tomar apoyo con las patas delanteras. Toman impulso con las patas traseras dejando atrás, las más de las veces, nuestra flecha clavada en el suelo y con el efecto visual por nuestra parte de haber tenido éxito en el lance. Seleccionar la  posición del animal en el momento del tiro  cobra así fundamento.

 La posición  de tres cuartos traseros o de perfil nos permite un buen alcance anatómico de los órganos vitales y nos facilita  calibrar el grado en que seremos detectados. El corzo, al tratarse de un  animal  “ depredado”   tiene configurada la localización de sus  ojos en los lados de la cabeza para poder detectar, con su visión periférica de casi 270º, cualquier movimiento próximo.

Los corzos cuentan con una pobre visión tridimensional  y como casi todos los mamíferos no depredadores,  perciben el mundo en una visión casi dicromática. Por el contrario, la estructura de su retina les ofrece una fantástica  capacidad de detectar movimiento increíblemente  superior a la del hombre.

Cuenta con un olfato finísimo miles de veces más potente  que el humano, para hacernos una idea es  de  parecida eficacia al de los cánidos. Por último y no por ello  menos importante su oído es una de sus armas de defensa más resolutivas. Sus orejas pueden orientarse  cada una independientemente, aportan una  superficie  que oscila entre 200 y 400 cm2. No hay duda de que este orejotas oye muy bien.

Con todos los ingredientes mencionados, y suponiendo que ya nos hemos colocado en la  distancia recomendable – lo que es mucho suponer- tenemos que contar con el intento de evitar la flecha una vez que nuestro corzo ha detectado su salida de nuestro arco, es lo que se llama  “ Jumping-String”.

Lo anteriormente expuesto sugiere que apuntemos a lugar distinto del que queremos impactar lo que supone un nuevo handicap para el cazador con arco, pero el conocimiento y la puesta en practica de esta técnica, puedo asegurar,  reporta satisfactorios resultados. En resumen tendremos que apuntar tanto más bajo cuanto más lejos tiremos o más lento sea nuestro arco  y siempre que nos encontremos dentro del perímetro de visión de nuestro corzo.

Ahora es más fácil entender la razón de la ineficacia de los disparos  muy largos y el porqué  de las distancias más habituales  a las que se abaten.

En cuanto a las técnicas recomendables, y partiendo de la premisa de tirar a un corzo cuando este parado, para asegurar la eficacia de una flecha, la caza del corzo con arco en batida, gancho o montería se refleja como totalmente desaconsejable. De menor a mayor dificultad podemos describir las siguientes técnicas, pudiendo ser cada una de ellas motivo de desarrollo de cualquier otro artículo:

1)      Caza al aguardo desde Treestand o en el suelo: Conocida la territorialidad de nuestros corzos  y su habitual fijación a vivir  en una zona concreta o territorio, esta técnica se brinda como, seguramente la más eficaz.  Los puestos deben colocarse próximos a las trochas y teniendo en cuenta la zona de encame y de ramoneo más querenciosas. Se colocarán los puestos teniendo en cuenta los vientos predominantes e intentando no aportar claroscuros con nuestra silueta. Los puestos elevados son una herramienta fantástica, pero es necesario conocer que no siempre son utilizables los que se destinan a la caza con rifle, pues  como hemos visto antes,   hablamos de  formas de cazar muy diferentes. Las técnicas de camuflaje visual, sonoro y oloroso tienen aquí su mejor foro de expresión.  Quienes preferimos tirar desde el suelo necesitamos seleccionar mejor la localización pues nuestros movimientos son mas fácilmente detectables. Lo más eficaz es recurrir a los propios medios naturales para esconderse, aunque existen artilugios que la técnica actual nos  permite, habilitándonos la instalación de prácticos escondites camuflados “ de quita y pon “ en cualquier sitio, es el caso de los “ Blind “.

Con esta técnica nuestra inmovilidad  es nuestra principal ventaja, al no exponernos contamos con muchas posibilidades de poder disparar desde muy cerca

El secreto de esta técnica radica en conocer el terreno e instalar correctamente el puesto.

2)      Caza silenciosa . Suele realizarse por dos o tres cazadores en una amplia zona boscosa frecuentada por corzos. Uno de los cazadores se apuesta en un lugar conocido de habitual escape y el otro o los otros recechan por separado  y  con suma lentitud la mancha aproximándose poco a poco al cazador que permanece apostado. Es muy frecuente sorprender durante su marcha a corzos encamados o ramoneando permitiendo un lance sobre ellos.  Lo normal es que detectados los cazadores, el corzo tienda a desplazarse lentamente a su escape natural, en donde le esperará  el cazador arquero. El animal se desplaza muy lentamente y con su atención centrada  en los dos primeros cazadores  que ha detectado y de los que se aleja.

El secreto de esta técnica radica en el conocimiento de los movimientos de entradas y escapas de los animales, así como en coordinar los movimientos y el ritmo de los participantes.

3)      El rececho . Esta técnica es la más exigente y se inicia tras detectar a nuestro corzo. A igual que ocurre con un rifle la utilización de una muy buena óptica es indispensable para localizar  a nuestro pequeño cérvido.  La mejor apuesta con un arco en la mano, es poder localizarlo encamado. Si tenemos suerte podremos contar con algo más de una hora para planificar una estrategia, y lentísimo y prudente  acercamiento. Este proceso, en el que la dirección del viento es el elemento esencial, suele ser largo, muy cansado y técnicamente muy exigente.  Al planificar cada paso, tendremos en cuenta, además de que es lo que  pisamos,  como lo hacemos. Nos   iremos  protegiendo en nuestro avance con suficiente cobertura vegetal para hacer indetectables nuestros movimientos previendo la existencia de una trayectoria que nos cubra hasta instalarnos a distancia de tiro.

En este sentido el terreno, la existencia de vegetación, la sonoridad del mismo, etc. pueden ser elementos que jueguen a favor o en contra nuestra.

La utilización de ropa técnica de camuflaje  y poco sonora, adaptada a la vegetación del entorno, es fundamental. Insonorizar  nuestro calzado con forros o con los habituales “pies de oso” brinda dividendos a tan cortas distancias.

Es muy aconsejable, y en esto la sangre fría de cada uno, el temple o la experiencia, nos permitirá iniciar cada paso cuando otros ruidos naturales del entorno puedan camuflar a los nuestros: un avión que pasa, un coche, el ruido de una ráfaga de viento o los ruidos del propio animal al desplazarse o al comer.

Dependiendo de la orografía del terreno, no siempre es posible encontrar miradores desde donde apostarse hasta ver a un animal e iniciar el rececho. En zonas más boscosas se suele, prismáticos en mano, adentrarse en el monte haciendo largas observaciones con la óptica seguidas de breves y sigilosos avances. Siempre es más importante observar que avanzar.  Las posibilidades son sin duda menores pues no conocemos la localización del animal y nuestro avance es muy fácil que nos delate. Por el contrario esta técnica es  sin duda para mí la más gratificante Creo que nos coloca en una dimensión dentro del bosque y nos posiciona como individuos en lugar de cómo miembros de la potente especie humana.

4)      Técnica mixta :  Consiste en concatenar sucesivos periodos de rececho con otros de

aguardo en los lugares propicios que vamos encontrando.  Es una técnica aconsejable para quienes conocen muy bien la zona en la que se caza. Permite aproximarse con técnicas de caza silenciosa a  zonas de querencia apostándose durante largos periodos en puntos diferentes.

Caza con arco y arquería tradicional Arcodos

5)      Batida Corta : Es una fórmula muy utilizada por los arqueros franceses, y muy rentable en zonas de altas densidades.   Un pequeño grupo de arqueros se apostan  cerrando una pequeña mancha arbolada, mientras otro cazador se mueve lentamente por el interior con algún perro de pequeño tamaño, batiendo la zona muy lentamente.  Los cazadores apostados  se colocan en las trochas o en los extremos de la mancha  a escasos 50 o 60 metros unos de otros. Las batidas duran pocos minutos y  se  cambian de zonas varias veces durante la jornada.

En un tiempo en el que el progreso  nos aporta innumerables ventajas técnicas, a simple vista parecería  anacrónico intentar cazar  con una herramienta del paleolítico.

Pero más que herramienta el arco sirve de instrumento para extraer de lo más recóndito de nuestra herencia de cazadores, sensaciones ya olvidadas, habilidades obsoletas, instintos abandonados.

El arco, como cualquier otra arma, tiene sus limitaciones y sus ventajas. Adaptarse a las primeras y aprovechar las segundas  puede dejarnos ver las sorprendentes posibilidades de eficacia del arco para abatir corzos.

Cazar corzos con arco no arrojará grandes números ni volúmenes de capturas. No es este el fin. Es una forma de cazar muy rentable en sensaciones, donde el lance es siempre el protagonista……y el objetivo.

Alejandro Martín “TioJander” www.arcodos.com Economista, Licenciado C.U.N.E.F. Consultor financiero