De esta breve serie de notas sobre cuatro lugares de impacto habituales de una flecha de caza en un ciervo, este cuarto y último escrito, el tiro en la panza, suele ser el menos venturoso y más desgraciado.
Es casi siempre, el lugar de colocación de la flecha a evitar a toda costa. El temido tiro en las tripas.
Notas anteriores:
- Zonas de Impacto y la Reacción Posterior Disparo en la escápula
- Zonas de Impacto y la Reacción Posterior Disparo en Columna
- Zonas de Impacto y la Reacción Posterior Disparo en el Tórax
Una flecha impacta en la zona trasera de las costillas interesando la zona abdominal, un disparo en las tripas. Mal pronóstico.
Con independencia del resultado final, la panza siempre es un objetivo a evitar.
Ocupando un gran espacio físico dentro de la anatomía de un ciervo, las probabilidades de impactar son, en consecuencia, altas.
A veces un tiro de atrás a adelante, de tres cuartos traseros con el ciervo cruzado, busca los pulmones entrando desde detrás de las costillas y toca la panza en su tránsito. En su camino la flecha podría cruzar el hígado y un pulmón y ser letal. Pero no deja de ser un disparo de fortuna y muy arriesgado aunque el resultado sea la muerte del ciervo.
Un ciervo que ha recibido un disparo de flecha en la zona abdominal, se resiente en la zona trasera, se suele agachar ligeramente. Inmediatamente después inicia una larga carrera que raramente cesa antes de 70 o 100 metros. Resulta habitual, tras colocar una flecha en la panza, intuir que el ciervo corre encorvado, corre encogido. Tras esa carrera inicial, es muy raro que el animal se tumbe. Lo normal es que siga lentamente caminando o escapando lentamente siendo extraño que se encame a menos de 300 metros. Estas notas son sobre lo que suelen hacer algunos ciervos, pero cada animal y cada tiro son diferentes. Sirva solo como orientación.
Si localizamos nuestra flecha tras el disparo, normalmente encontraremos restos estomacales pestilentes. Restos del contenido del estómago. Tendremos sangre acuosa y restos de color verde viscoso y un olor fecal. Por otro lado, si hemos tocado el hígado, encontraremos además de lo anterior sangre oscura pero abundante. Un impacto sobre el hígado depara una muerte casi segura, además el ciervo no podrá ir muy lejos y afortunadamente se desangrará rápido.
En un disparo sobre el hígado, deberíamos esperar una o dos horas antes de buscar el ciervo. Evitaremos que huya lejos y dificulte su recuperación. Tengamos paciencia. Como se suele decir en el argot, “ hay que dejar que se enfrie “, para procurar una muerte más rápida y una recuperación próxima.
Si solo hemos localizado en la flecha, restos del contenido estomacal, y no sangre del hígado, lo más prudente es dejar que el ciervo se encame. Esperar de 10 a 14 horas será la mejor estrategia para poder intentar su busca. Seguramente así podamos encontrar nuestro ciervo tumbado y muerto. Alejandro Martín “TioJander” www.arcodos.com Economista, Licenciado C.U.N.E.F. Consultor financiero Otros escritos de esta serie : El impacto con flecha en la Escápula. ( Primera parte ) . El impacto en la Columna. ( Segunda parte ) El impacto en el Tórax. ( Tercera parte )